Entre el pasado y el futuro, una playa llamada "Presente"

09.02.2016 01:25

Nunca te has preguntado ¿qué depara el futuro para ti?, si las decisiones que estás tomando en tu vida en este momento te están acercando hacía tu propósito de vida, incluso, ¿crees que todos venimos al mundo con un propósito?, por qué mientras te planteas estas interrogantes no pintamos un escenario imaginario, pero de esos escenarios que hacemos tan reales hasta que se sienten parte de tu entorno, como cuando tenemos un sueño y creemos que estamos despiertos, pero no es cierto.

La vida está llena de ilusiones como estas, por eso anteriormente te invité a ver tu vida como un autobús; pues ahora te invito a que te sientes en esta arena cálida, en una playa solitaria donde solo puedes escuchar el silbido del viento y las olas del mar, donde te encuentras sentado con tus rodillas flexionadas hacia el pecho y los brazos entrelazados sobre ellas, vestido de un blanco impecable que solo una tela suave y ligera te puede brindar, si apeteces tienes unos lentes de sol sobre tu cabeza, aun así no los usas y de hecho debes cerrar un poco los ojos porque el sol te da de lleno en la cara.

Estás solo pero no te sientes mal, no hay ansiedad, no hay dolor, solo paz y tranquilidad; respiras profundamente y sientes como tus pulmones absorben el olor a sal que proviene del mar, tu expresión es serena y tu mirada fija en las olas del mar; de repente comienzas a ver personas en esa playa, nadando placenteramente, sin inmutarse de tu presencia; sin embargo no son personas comunes, ellas son el agua del mar, van y vienen, desaparecen entre la espuma cuando la ola rompe en la orilla, aun así durante los breves momentos que logras verlas te das cuenta de que sonríen, que están en compañía de otras personas, sus parejas específicamente; a algunas de estas figuras las conoces, las otras son un enigma para ti, tratas de enfocar aún más tu visión pero es inútil, las figuras aparecen y desaparecen como la marea, están en constante movimiento.

Ya estás cansado de esta escena, decides que quieres nadar un rato, te despojas de tus prendas lentamente, colocas los lentes sobre el cúmulo de tela y avanzas hacia el mar; el agua es cálida, la marea se ha calmado y te encuentras flotando sobre las olas, sigues en expresión neutra, ahora solo ves el cielo mientras tienes tu mente en blanco, tu posición no es la más cómoda pero se siente normal estar ahí, como si no hubiera peligro, tienes la certeza de que nada te sucederá mientras flotas en ese mar. De repente tu pecho se tranca, te das cuenta que no puedes respirar, no puedes gritar, mueves tus brazos y piernas furiosamente, comienzas a desesperarte ¡¿qué sucede?!, ves de frente a tu amor del pasado, ese que cambió tu perspectiva de la vida, que te marcó para siempre, te sonríe y te toma en sus brazos, lo siguiente de lo que eres consciente es que estás jadeando en la orilla de la playa.

Te das vuelta y recuestas sobre tu espalda, tu respiración sigue siendo irregular y tu mente está en blanco, te sientas para respirar mejor; una vez que logras calmarte quieres volver a tu lugar inicial, pero cuando comienzas a caminar hacia lo que creíste era un bosque te das cuenta que solo hay una pared en blanco, miras a la izquierda y hay un enorme risco, a tu derecha miles y miles de kilómetros de playa, no se ve un alma en todo el sector, y en frente de ti se encuentra ese lienzo en blanco. Arrugas la frente, ¿qué se supone que es eso?, la lógica nos dice que una pared de esa magnitud no puede existir en la vida real, debe medir al menos 3 kilómetros de alto, y en dado caso ¿por qué está en blanco? Te puede la curiosidad, recoges tus cosas: ropa en una mano y lentes de sol en la otra; caminas hacía la pared, a medida que te acercas visualizas un andamio y algunas pinturas alrededor, lo captas en seguida, es como una señal que te ha dado la vida, la pregunta está ahí.

El pasado se encuentra a tu espalda, va y viene como las olas del mar, puedes entrar en él cuando desees pero en el momento que decidas quedarte en él se convierte en tu verdugo, te ahogará al punto de dejarte morir allí o impulsarte hacia el presente, ese presente que se encuentra representado por la playa donde estás parado, ¿por qué la pared blanca?, tú tienes la pintura y el andamio, ahí están las herramientas que necesitas, ¿qué vas a pintar para tu futuro?

Esta reflexión nos demuestra cómo nos encontramos a diario con la toma de decisiones en nuestra vida, siempre nos lo han pintado como una encrucijada, una “Y” de la que debemos escoger derecha o izquierda, pero si siempre debemos escoger un camino entonces ¿quién es el encargado de pintar esa carretera?, ¿debemos confiar eternamente en un ente superior que guíe nuestra vida durante toda nuestra existencia?, ¿qué pasaría si no se tratase de una “Y” sino de un lienzo en blanco?, ¿hasta dónde llegaría nuestra creatividad?, si me preguntan a mí yo escribiría por toda la pared, miles de versos de amor y pasión que me recuerden a diario qué somos los seres humanos, que entre tanta maldad siempre guardamos un rincón en nuestro corazón para amar, sobre todo escribiría aquello que me recordase que todos tenemos nuestro lado de luz y nuestro lado de oscuridad, depende de nosotros cuál de ellos reinará en nuestro andar.

El pasado es una zona de confort para las personas, nos escudamos en él porque es mejor sufrir por lo que conocemos y pasamos, que tener nuevas experiencias para luego sufrir por esas; por eso hago alusión a la pareja, a los amores, cuando nos cuesta dejar ir los sentimientos hacía las personas que hoy en día son felices sin nosotros nos ahogamos, perdemos la calma y el rumbo, quedará en nosotros si morir de amor u ordenarle a ese recuerdo que nos impulse de nuevo al presente, para así desprenderlo de nosotros y estar fuera de su zona de influencia, por eso ese primer amor es el que nos saca del mar, porque él es la prueba de que todo pasa y nada queda, que el tiempo todo lo cura y que no importa qué tan herido estés siempre llegará alguien nuevo que te ayudará a sanar.

El presente es una playa entre el pasado y el futuro, no puede ser el mar del pasado porque el presente no es inestable, está ocurriendo en este momento, no hay nada más certero que eso, y no puede ser el lienzo en blanco del futuro porque si lo estamos viviendo no es incierto, vemos y sentimos lo que nos está sucediendo, es real, y no podemos pintar el presente como pintaríamos nuestro futuro. Por eso, a pesar de la existencia del destino, debemos recordar pisar fuerte nuestras raíces, aferrarnos al presente mientras dibujamos en la pared del futuro, y volteando de vez en cuando a ver el mar del pasado, para tener claro qué hicimos mal y no volver a copiarlo en nuestro lienzo en blanco, una mala decisión es común, una mala decisión 2 veces es masoquismo, y el que el olvida sus raíces pronto termina arrastrado por el viento, hacia una dirección incierta que no controla, es decir se convierte en una simple marioneta de la vida a su merced.