Esas mujeres que protegemos el corazón

12.12.2015 23:27

Nos hacemos llamar fuertes, independientes, sin sentimientos ni sentimentalismos, somos prácticas, directas y sin tabúes, vamos por la vida rompiendo más de una ilusión y ya no creemos en personajes como Santa Claus, somos mujeres escépticas, desconfiamos de todo y todos, para lograr nuestra entera credibilidad tomará tiempo y esfuerzo, dos cosas que la mayoría de las personas no se molestará en adquirir; vivimos y respiramos el sarcasmo, nos encanta el humor negro, debemos escudarnos en la frase “estoy bromeando” para no romper a todo el que conocemos, pero siempre hay cierto deje de verdad en nuestras palabras; perdonamos pero no olvidamos, nos hacemos las tontas pero internamente almacenamos todo, no querrás estar en nuestra lista negra.

Decimos proteger el corazón pero lo cierto es que no tenemos, porque cuando te cierras a todos los sentimientos es tanto lo malo como lo bueno, nos encariñamos con algunas personas pero no creeremos que nos tienen cariño, la mayoría de las veces sabemos que nos tienen lástima, se les nota en la mirada cuando ven que estamos solas, no queremos tener parejas, preferimos la individualidad y el vivir sin rendir cuentas. No somos de las que reciben el mensaje de texto con el “Buenos días princesa”, no preparamos ni recibimos desayunos en la cama o sorpresas en San Valentín, cuestionamos por qué los demás están en pareja pero siempre internamente, acallando todo lo malo que vemos en las personas que nos rodean.

Somos mujeres extremadamente sinceras, aun midiendo nuestras palabras somos totalmente expresivas de nuestras acciones, quizás comprendamos un poco mejor a nuestros semejantes, creemos que nos la sabemos todas más una, y la mayoría de las veces tenemos razón. Somos tan lineales y de pensar frío y calculador que las personas aman confiar en nosotras, no tenemos memoria cuando hablamos con los caballeros y siempre tratamos de minimizar a la cuaima interna de las mujeres; somos un compadre más para los amigos y una amiga leal con nuestras hermanas.

No nacimos así, la sociedad nos hizo como somos, conocimos el significado del rechazo desde temprana edad, estamos marcadas por los fríos “adiós” o los falsos “me importas”, las personas entran y salen de nuestras vidas como forastero en un bar, los que se quedan en algún punto les deja de importar, lloramos con las películas románticas pero no en frente de los demás, emociones desmedidas como la euforia no surgen muy a menudo en nuestro actuar. Somos ambiciosas y el éxito más anhelado es el laboral, nos gusta el reconocimiento social aun cuando preferimos la soledad, muchas veces dejamos de prestar atención a los demás. Suena triste todo este andar, pero lo cierto es que si al final todos se van entonces ¿por qué esperar?, lo único indispensable en esta vida para el ser humano es: respirar.