La pérdida más grande de mi vida

02.03.2016 18:55

La muerte tocó la puerta, y yo no quise abrirle

La muerte tocó a mi puerta como una vieja amiga que se adelanta a una visita, sabiendo que llegaría pero con el reloj adelantado, me sonríe cínicamente mientras me dice: “Chica, pero si vos sabías que venía” y extiende sus brazos como quien pide un abrazo a un ser amado. Mientras ella sonríe de largo a largo yo solo la veo a través de la reja de mi apartamento, con odio y con desdén, porque sé lo que me ha quitado, sé a quienes se ha llevado y sé cuánto daño que me ha hecho, a la muerte no le importa mi enojo, mis lágrimas de impotencia ni mi desolación, entra con una gracia que haría envidiar a cualquier vivo y me aparta hacía un lado usando solo un roce de sus dedos.

Entra y cruza a la derecha, luego en diagonal, atraviesa esa puerta de madera que conozco tan bien, la toqué miles de veces emocionada de felicidad, con la frase más dulce e inocente de “Padrino, ¿puedo pasar?”, pero ahora solo observo esta puerta desde el pasillo, y veo como lo contempla, como ahí acostado sobre su cama se va quedando sin vida poco a poco, ella retira su alma de su cuerpo con movimientos fluidos hasta componerlo de nuevo y hacerla caminar, el cuerpo se halla inerte en la cama pero su espíritu se erige en todo su esplendor, sigue midiendo más de 1,80 y sonríe como si nada pasara, siento que él desea este descanso tanto como la muerte desea llevárselo.

Ambos pasan por mi lado mientras la sigo mirando con desdén, él me da un beso en la frente como antes y me sonríe con un “Estaré bien”, se llenan de lágrimas mis ojos y me abrazo a mí misma porque me ha invadido un frío de los mil demonios, él camina lentamente tras de ella como tantas veces hizo para salir conmigo por esa puerta, lloro desconsoladamente su partida mientras siento como su alma cruza el umbral hacía el que será su nuevo hogar. La muerte tocó a la puerta y yo no le quise responder, por soberbia pensé que la podría detener, mi ego me hizo creer que lo que me sobraba era tiempo, y hoy me arrepiento por tantas oportunidades en que te dejé de ver.

La muerte tocó a mi puerta el 02 de marzo de 2016, con una sonrisa en su rostro que me robó previamente, esa sonrisa que más nunca será la misma porque quien la provocaba se marchó, esa sonrisa que ahora es solo una mueca de dolor. Debería sonreír de nuevo porque ya mi Padrino descansa en paz, un hombre tan honrado y amado no puede tener otro destino que ese, pero lo cierto es que guerra avisada sí mata soldado, porque ahí  ves, como todos sabemos que eso es lo único seguro en la vida y así mismo desperdiciamos el tiempo y las oportunidades. ¿Cómo se vive sin aquella persona a la que le debes todo? ¿Cómo encuentras calor en otros brazos diferentes a los suyos? De ahora en adelante ¿qué harás cuando desees escuchar su voz?, sus consejos, su amor. ¿Cómo se vive después de que la muerte toca tu puerta?